Habiendo atravesado la única puerta de acceso, accedemos a la capilla descendiendo seis peldaños.
La capilla está cubierta con una bóveda de cañón casquetada, que le da un aire majestuoso. En la pared del fondo, donde estaba el altar, hay tres sencillas hornacinas y a cada lado dos más pequeñas, esculpidas.
En los cuatro ángulos de la capilla hay unas pilastras de estilo dórico haciendo esquina, con su correspondiente friso de triglifos y metopas que en las paredes laterales están esculpidos en piedra y pintados en la pared del altar.
Se conserva parte del pavimento original.