La cisterna del castillo

En cualquier edificio de grandes dimensiones y sobre todo, tratándose de una construcción militar, el abastecimiento y almacenamiento del agua era uno de los aspectos principales para su mantenimiento y defensa. En el caso del Castillo de Torredembarra, la captación del agua se hacía mediante un sistema de tuberías en el interior de las paredes que recogía el agua de lluvia procedente del tejado y que quedaba almacenada bajo el patio.

La cisterna del Castillo es una construcción de planta cuadrangular con cubierta de bóveda. Por sus dimensiones tendría una capacidad en torno a los 70 mil litros de agua.

La extracción del agua se hacía a través de una galería escalonada excavada en el subsuelo, de 10 metros de largo y 4m de altura. Al fondo encontramos dos bancos corridos de piedra, una cavidad circular en el pavimento destinada a recoger impurezas del agua y dos tuberías que comunicaban con la cisterna del patio. La galería está reforzada por dos arcos que sustentan el techo.

Todo castillo tiene una leyenda y, según cuentan, el Castillo de Torredembarra tenía un largo pasillo subterráneo que iba hasta la zona del Roquer (los acantilados), en concreto a “La Roca Foradada”, al lado al mar. Era utilizado por los habitantes del Castillo en caso de huida. Parte de esta leyenda está vinculada con la galería por donde se accede a la cisterna del Castillo. Este elemento estuvo completamente en ruinas hasta la recuperación del edificio que fue cuando se descubrió su verdadero uso.

Hay que decir que tanto en la plaza del Castell como en parte de las calles del casco antiguo se sabe de la existencia de galerías subterráneas.