En la parte subterránea del Castillo había una de las zonas de servicios del edificio donde destacaba la cocina, la prisión (ya que los señores feudales impartían justicia), y una zona de almacenes para guardar grano y otros productos agrícolas. Hay que recordar que los señores de Torredembarra, como los de otros lugares, cobraban parte de sus derechos señoriales en especies, por lo que en su residencia necesitaban un lugar donde poder almacenar todos estos productos.
En la cocina, aún es visible el perfil de la gran chimenea que presidía la estancia en tiempos pasados.