La mayor parte de las cámaras de la planta subterránea están cubiertas con bóvedas de cañón de arco rebajado con encofrados de caña, un hecho que hace singular el techo de la torre delantera, que es el suelo con la planta noble. Esta torre tenía tres plantas, aunque la segunda se derrumbó en un momento y circunstancias indeterminadas.
Se conserva, sin embargo, este techo que es una restauración que se realizó durante el siglo XVIII. La técnica empleada es la de bóveda catalana o de ladrillo plano, ahora bien, lo más curioso es por las dos vigas principales que se utilizaron, siendo estas, parte de una embarcación, por lo que tienen forma oblicua.
En el siglo XVIII, Torredembarra era una población con una gran actividad marinera y había muchos maestros de ribera, que se encargaban de la construcción de embarcaciones.